Al asumir su cargo, el
Servidor Público manifiesta su compromiso
y vocación para atender los asuntos
que interesan y afectan a la sociedad, adquiriendo
al mismo tiempo una responsabilidad por sus
actos, que se refleja en la satisfacción
de las necesidades colectivas. El Servicio
Público implica responsabilidades que
deriven de las funciones inherentes al cargo
que se desempeña.